ISSN-01862 391

e-ISSN-2395-8235

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Periodicidad: bimestral
Editor: Felipe Aguilar Ituarte
Abreviatura: Acta Pediatr Méx
ISSN: 0186-2391
e-ISSN: 2395-8235

Apofisitis de rodilla (Osgood Schlatter y Sinding Larsen Johansson)

Apophysitis of the knee (Osgood Schlatter and Sinding Larsen Johansson)

Acta Pediatr Mex. 2020;41(4):187-190.

José Pablo Unda-Haro,1 Alfonso Migoya-Nuño,2 Pola Capuano-Tripp3

1 Pediatra.
2 Ortopedia y traumatología pediátrica.
3 Medicina de Rehabilitación.

Grupo Médico Pediátrico.

Recibido: 24 de marzo 2020
Aceptado: 30 de junio 2020

Correspondencia
José Pablo Unda Haro
jpunda89@gmail.com

Este artículo debe citarse como
Unda-Haro JP, Migoya-Nuño A, Capuano-Tripp P. Apofisitis de rodilla (Osgood Schlatter y Sinding Larsen Johansson). Acta Pediatr Mex 2020; 41(4): 187-190.

Las apofisitis por tracción son lesiones por sobreuso, que aparecen solo en pacientes pediátricos,1 debido a un microtraumatismo repetido por la tracción de los tendones a la altura de las apófisis,2,3,4,5 principalmente durante la fase rápida de crecimiento,6,7,4 sobre todo en quienes practican actividades deportivas. 4,8,9,10 Durante este periodo, el crecimiento óseo y muscular no es armónico, los tendones relativamente cortos generan mayor fuerza de tracción en las apófisis, creando cargas submáximas de tracción repetida, lo que genera inflamación y lesión de las apófisis. 7,10,11 Las apofisitis por tracción en la rodilla son: Osgood Schlatter y Sinding Larsen Johansson.

Entre 5 y 10% de la población padece esta alteración,3,9 incluso afecta 20-30% de los niños que practican alguna actividad de forma rutinaria.12,3

 

Osgood Schlatter

Apofisitis por tracción de la tuberosidad anterior de la tibia

 

Es la causa más común de dolor anterior de rodilla en niños y adolescentes. 13,4 Ocurre por la tracción repetida del tendón rotuliano, a la altura de la tuberosidad anterior de la tibia, generando cargas submáximas, inflamación crónica y cambios osteocondrales por microfracturas en la apófisis de la tuberosidad anterior de la tibia. 14,15,2 Suele aparecer entre los 13 y 15 años en varones y de los 11 a 13 años en mujeres,3,516 y de manera bilateral en 25 a 50% de los casos, 15,2 con predominio en el género masculino (relación de 3:2). 9 Figura 1

El cuadro clínico se caracteriza por dolor anterior de rodilla, de tipo mecánico (relacionado con la actividad física); en pacientes deportistas que se encuentran en fase rápida de crecimiento, el dolor puede ser leve a severo, y aparece durante o posterior a la actividad física, no genera derrame articular. La fase aguda puede provocar dolor incluso por dos semanas; durante esta fase no hay deformidad ni cambios radiográficos; en la fase crónica es característica la prominencia en la tuberosidad anterior de la tibia, que genera dolor y se percibe dura a la palpación, pero los arcos de movilidad se encuentran conservados. 4,14,5

Entre los factores de riesgo se incluyen todas las actividades deportivas 8,10,11,4 que se practican de manera cíclica y, en especial, las que implican la flexión y extensión repetida de la rodilla, así como saltos o cambios súbitos en la intensidad o frecuencia (futbol, basquetbol, voleibol, atletismo);8,9,2 otros factores suponen: fase de crecimiento rápido,7 peso y talla del paciente,8 mala alineación de las extremidades pélvicas,8,17 falta de laxitud ligamentaria,18,4 acondicionamiento físico deficiente,17,8 lesión previa8 y entrenamiento de alto rendimiento. 8 Cuadro 1

El diagnóstico se establece por hallazgos clínico-radiográficos.4,2 Ante la sospecha de apofisitis por tracción de Osgood Schlatter deben solicitarse radiografías AP y lateral de ambas rodillas, con el objetivo de hacer un análisis comparativo, identificando cambios que al inicio pueden ser sutiles, pero a mayor evolución son  más evidentes, y ocurren en el siguiente orden: inflamación de tejidos blandos periféricos en la tuberosidad anterior de la tibia, pérdida de bordes bien definidos en la inserción del tendón rotuliano, fragmentación de la apófisis, irregularidad en la osificación y, en algunos casos, osículos aislados3; también pueden efectuarse estudios complementarios (ultrasonido y resonancia magnética simple); sin embargo, se reservan para casos en los que las radiografías no sean concluyentes o se desea descartar otra alteración asociada.19,3

El diagnóstico diferencial se establece con tumores benignos y malignos en la rodilla, lesiones meniscales y fisarias. 2,11,9 Cuadro 1

El tratamiento consiste en modificación de la actividad física para los casos leves; en los casos severos deberá suspenderse la actividad física por 2 a 12 semanas y agregar un protocolo de antinflamatorios sistémicos por 5 a 7 días. 19,2 La terapia física es clave para mejorar la fuerza y el balance muscular, controlar la inflamación y el dolor, y de esta forma permitir una pronta mejoría y rápido retorno a las actividades deportivas. 4 Las bandas rotulianas ayudan a disminuir y distribuir las cargas cíclicas del tendón rotuliano, por lo que son de gran ayuda para evitar la recidiva de la lesión, cuando el paciente regresa a sus actividades deportivas.

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