El cruzar en nuestra existencia con un ser humano como el Dr. Ramón Ruiz Maldonado, hombre culto, sensato, ingenioso y maestro en toda la extensión de la palabra, ilumina y deja huella. Cuando llega el momento de su partida, por una enfermedad prolongada que minó su cuerpo y terminó por encarcelar su mente, la sensación de vacío y nostalgia es inevitable; sólo puede verse hasta cierto punto aliviada por un profundo agradecimiento, ya que aún sin estar presente, su esencia vive en nuestro corazón.
Producto de ese agradecimiento es que lo queremos no sólo recordar, sino lograr que las generaciones más recientes conozcan a través de estas líneas, no sólo a un dermatólogo pediatra excepcional, sino al ser humano… amante de la buena comida, el buen vino y la buena compañía; políglota, poeta y escritor, y por sobre todo, hombre generoso y compartido (Figura 1).
El Dr. Ramón Ruiz Maldonado nació el 7 de noviembre de 1937, en la Ciudad de Puebla, donde cursó los estudios básicos. Desde su niñez sintió inclinación hacia la medicina, probablemente influenciado por la figura de su padrino, el Dr. Francisco Casas, un médico general admirado y querido por él y por sus padres.
En 1957 ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), al recién formado “grupo piloto”. Al terminar sus estudios, fue seleccionado para realizar el internado rotatorio en el Hospital Foch en París, donde para sobrevivir y aprender el idioma trabajó en la Asociación de Estudiantes de Medicina. A su regreso a México realizó el Servicio Social en el Hospital Central del Instituto Mexicano del Seguro Social en Acapulco, Guerrero.
Se especializó en Dermatología con el Profesor Fernando Latapí en el Hospital General de México y el Centro Dermatológico Dr. Ladislao de la Pascua. Posteriormente, realizaría estudios de posgrado en Dermatología, Micología y Dermatopatología, becado por los gobiernos de diversos países europeos y de los Estados Unidos con los profesores más reconocidos: Robert Degos y Jean Civatte en el Hospital San Luis de París; François Mariat, Gabriel Segretain y Edouard Drouhet en el Instituto Pasteur de París; Albert Wiedmann en el Hospital General de Viena; Jiri Trapl en la Universidad de Carlos en Praga y Hermann Pinkus en la Universidad de Wayne en Detroit.
Durante su “exilio académico” su formación no fue sólo dermatológica, también cultivó los idiomas francés, inglés, alemán e italiano, escribió poesía y una novela corta titulada: Sábado por la tarde que fue premiada en el X Certamen Literario de “La Hora XXV” y publicada en 1967; de la cual, por cierto, aún se pueden conseguir pocos ejemplares usados.
Alguna vez, durante sus últimos momentos en el Servicio de Dermatología, pocas afortunadas tuvimos la oportunidad de leer su poesía (en hojas ya gastadas por el tiempo, con tinta casi apenas perceptible y con su letra aún impoluta por la enfermedad) y conocer a un hombre romántico al extremo y enamorado del amor.
A su regreso de Europa trabajó como encargado del Laboratorio de Patología del Centro Dermatológico Pascua, entonces dirigido por el Profesor Fernado Latapí, y un año más tarde fue invitado por el Dr. Rigoberto Aguilar Pico recién designado Director del Hospital Infantil de México, como dermatólogo del Servicio de Alergia y Dermatología.
Al inaugurarse en 1970 el Hospital del Niño IMAN, hoy Instituto Nacional de Pediatría (INP), fue invitado por el Dr. Lázaro Benavides Vázquez como Jefe del Servicio de Dermatología y Alergia, que al año siguiente se convertiría en 2 servicios diferentes: el de Alergia con el Dr. José Huerta y el de Dermatología bajo su jefatura, cargo que ocupó hasta 1992, en que fue sucedido por la Dra. Lourdes Tamayo Sánchez, con quién formó una excelente mancuerna.
En 1992 inició como Investigador Titular “C” de los Institutos Nacionales de Salud, y ascendería en la escala hasta convertirse en Investigador Emérito en el año 2007.
Por otro lado, el Dr. Ruiz Maldonado, ingresó como Académico de la Academia Nacional de Medicina en 1983 donde en algún punto se desempeñó como Coordinador del Área de Dermatología del Departamento de Medicina; y en 1989 como Investigador del Sistema Nacional de Investigadores, en el cual desde 1999 y hasta su deceso fue Investigador Nacional Nivel III.
Las labores de docencia, asistencia e investigación fueron una constante durante toda su vida profesional, e impulsaron el conocimiento y la difusión de la Dermatología Pediátrica en México y en el mundo, pues siempre fue un Profesor comprometido con compartir sus conocimientos a todo aquel que se le acercara.
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