La Organización Mundial de la Salud define a la educación terapéutica como: “un proceso continuo de cuidados médicos, consistente en actividades educativas llevadas a cabo por los profesionales de la salud, creado para ayudar a los pacientes y a sus familiares a realizar su tratamiento y prevenir las complicaciones evitables mientras se mantiene o mejora la calidad de vida; incluye apoyo psicosocial, procedimientos y organización hospitalaria”. Sus objetivos fundamentales son aportar información, proporcionar conocimientos prácticos para mejorar el cumplimiento del plan terapéutico y, sobre todo, para modificar el comportamiento.
Un aspecto esencial es que empodera a los pacientes para manejar su enfermedad mediante la adquisición de habilidades (autotratamiento, adaptación del tratamiento cuando sea necesario) a diferencia de simplemente proveer información. Se ha demostrado que la educación terapéutica contribuye eficazmente a prevenir complicaciones y a mejorar el cumplimiento del tratamiento, que aumenta la calidad de vida en numerosas enfermedades crónicas como la diabetes, el asma y las enfermedades cardiovasculares.1-3
La dermatitis atópica es la enfermedad inflamatoria crónica de la piel más común en la infancia, se caracteriza por una piel seca y con bajo umbral al prurito. La integridad de la barrera cutánea está alterada y eso facilita la pérdida transepidérmica de agua y la entrada de antígenos ambientales a la epidermis con la consecuente activación del sistema inmunitario que genera inflamación.
La dermatitis atópica tiene un impacto similar al de otras enfermedades crónicas en el bienestar y en la calidad de vida del paciente porque altera el sueño y la vida social y familiar. Su tratamiento es complejo pues incluye modificaciones en el estilo de vida, identificación constante de los factores predisponentes y el uso de agentes antiinflamatorios durante los brotes.1,4 No es raro que los pacientes tengan conceptos erróneos acerca de la enfermedad o de su tratamiento, eso los conduce a restar importancia al cumplimiento de su tratamiento y a la consecuente falla terapéutica.5
Las “escuelas de la atopia” han surgido en todo el mundo de forma independiente e incluyen a la educación terapéutica como una medida adicional en el tratamiento de la dermatitis atópica; pueden diferir en el tipo de intervención usada, los recursos humanos, las herramientas y las prácticas, pero tienen el objetivo común de elevar los índices de cumplimiento y, consecuentemente, disminuir la gravedad de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de los pacientes.1
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