La punción lumbar es uno de los procedimientos diagnósticos y terapéuticos frecuentemente utilizados en pediatría, consiste en la introducción de una aguja en el espacio subaracnoideo a nivel lumbar.
Técnica
Al igual que en otros procedimientos, debe solicitarse la firma de un consentimiento informado, explicando a los padres y al paciente en qué consiste el estudio, la justificación y los objetivos del mismo; así como las posibles complicaciones. Idealmente, el procedimiento debe efectuarse bajo sedación y bajo vigilancia de la frecuencia cardíaca, la frecuencia respiratoria y oximetría de pulso. Es indispensable contar con al menos un asistente familiarizado con el procedimiento para la correcta sujeción y posicionamiento del paciente.1-3
Preparativos: el procedimiento deberá llevarse a cabo en condiciones de asepsia y antisepsia, por lo que el médico ejecutor deberá portar la vestimenta apropiada y tener disponibles todos los insumos necesarios para dedicar el tiempo y la concentración necesarios al procedimiento1-4 (Cuadro 1).
Posición del paciente: es un componente crítico que requiere de al menos un asistente familiarizado con el procedimiento. Se colocará al paciente en decúbito lateral, con el eje craneoespinal del paciente en paralelo al eje longitudinal de la mesa de exploración y flexionando las rodillas. Esto ampliará los espacios interespinosos para permitir el paso de la aguja espinal. No se recomienda la realización en sedestación ya que la flexión del paciente puede comprometer la vía aérea, además de no ser una posición adecuada para la realización de raquimanometría.1-4
Procedimiento: previa asepsia y antisepsia se localizan las crestas ilíacas posteriores, se traza una línea vertical pasando por ambos bordes superiores de las crestas y en sentido transverso a la columna lumbar. Se localiza el espacio entre L3 y L4. Se colocan campos estériles y se administra anestesia local, lidocaína simple a 1% intradérmica. Posteriormente, con el dedo índice y pulgar se introduce una aguja espinal (calibre 20 a 22) con el bisel hacia arriba (para prevenir la sección de fibras durales y reducir el riesgo de fístula de líquido cefalorraquídeo) y con el estilete dentro de la aguja (para prevenir implantación de tejido epidérmico). Con la aguja perpendicular al plano vertical y en dirección hacia la cicatriz umbilical se avanza a través de la piel, hacia las estructuras profundas, hasta encontrar una resistencia ligera a nivel del ligamento espinoso; esta resistencia continúa hasta que la aguja penetra la duramadre, se siente “pop” cuando cambia la resistencia, lo que indica que la aguja se encuentra a nivel del espacio subaracnoideo.1-4 Una fórmula útil para calcular la profundidad de inserción de la aguja es: cm = 10 [peso (kg)/talla (cm)] + 1, con un coeficiente de correlación r = 0.77.5 Se retira el estilete y se conecta el raquimanómetro a través de una llave de tres vías, direccionando la llave del paciente al raquimanómetro, realizando la medición de la presión de líquido cefalorraquídeo al momento inicial o de “apertura”.1-4
La presión debe de medirse con el paciente tranquilo ya que puede considerarse erróneamente elevada si se toma durante situaciones que la incrementan transitoriamente: llanto, tos, pujo1-4 (Cuadro 2).
Si la presión se encuentra muy elevada para la edad del paciente deberá cerrarse la llave de 3 vías al completar la medición de apertura, no antes, concluyendo el procedimiento; el líquido cefalorraquídeo contenido en la barra del raquimanómetro se verterá en los tubos de ensayo y se solicitarán el o los estudios prioritarios, debiendo iniciar tratamiento para control de la hipertensión endocraneana.4
Para leer la información completa, por favor descargue el archivo PDF.