El Instituto Nacional de Pediatría no es solo un centro de formación médica de excelencia, sino también una comunidad donde se forjan lazos que perduran más allá de los años de residencia. Entre guardias, retos clínicos y aprendizajes compartidos, los pediatras que pasamos por sus aulas y hospitales construimos una hermandad basada en el esfuerzo, el compañerismo y la vocación de servicio. Aunque la vida nos ha llevado por distintos caminos profesionales, seguimos unidos por ese orgullo común de haber sido formados en esta Institución y por el vínculo inquebrantable que se crea entre compañeros, maestros y amigos.
Con profundo pesar, los pediatras egresados del Instituto Nacional de Pediatría nos unimos para honrar la memoria de nuestro querido amigo y colega, el Dr. Raúl Meza Arredondo, quien falleció trágicamente en un accidente aéreo a finales de enero del 2025. Su partida ha dejado un vacío imposible de llenar, pero también nos ha brindado la oportunidad de reencontrarnos como generación, recordando con orgullo los lazos que nos unen y la formación que compartimos.
Raúl era un médico excepcional, con una vocación inquebrantable por el bienestar de sus pacientes. Como pediatra y neonatólogo, dedicó su vida a atender con entrega y calidez a los más pequeños, demostrando siempre su capacidad de escuchar, consolar y brindar esperanza. Su compromiso con la Medicina de Traslados fue un pilar fundamental en su carrera, destacándose en el ámbito del transporte neonatal en ambulancias aéreas, donde garantizó la seguridad y estabilidad de innumerables pacientes en situaciones críticas.
Más allá de su impecable trayectoria profesional, Raúl era, sobre todo, un ser humano extraordinario. Su sonrisa inconfundible, su alegría contagiosa y su disposición para ayudar a los demás quedarán grabadas en nuestra memoria. Siempre fue un compañero cercano, sensible y generoso, valores que transmitió no solo a sus colegas, sino también a sus pacientes y seres queridos.
Su padre lo describió con palabras que reflejan el amor y admiración que todos sentíamos por él:
“Raúl fue un hombre excepcional en todos los aspectos de su vida. Como hijo, un pilar de amor y respeto; como hermano, un amigo incondicional; como padre, un ejemplo de dedicación y entrega. Su alegría, su bondad y su capacidad de ver lo bueno en la vida eran un don que todos admirábamos.”
Nos reconforta saber que su legado perdurará, sobre todo en su hija Luciana, quien siempre podrá sentirse orgullosa del gran hombre que fue su padre.
A sus familiares y seres queridos, les externamos nuestro más sentido pésame y damos un abrazo solidario. Hoy nos toca recordarlo con la misma alegría con la que él vivió, manteniendo viva su luz en nuestras vidas y nuestra práctica médica.
Escribimos este texto como un homenaje a Raúl, pero también en reconocimiento a todas y todos nuestros colegas egresados del Instituto Nacional de Pediatría, aquellos que continúan su labor y aquellos que se nos adelantaron. Su entrega y dedicación contribuyen día a día a mejorar la salud de niñas y niños en nuestro país.
Descansa en paz, querido Raúl.
Pediatría Generación 2008-2011
Instituto Nacional de Pediatría