INTRODUCCIÓN
La infección de vías urinarias (IVUs) es la presencia de bacteriuria significativa sintomática o no,1 que se adquiere principalmente por vía ascendente, tras la colonización por gérmenes intestinales del epitelio periuretral, uretral y vesical (cistitis), pudiendo alcanzar desde el uréter hasta el tejido renal (pielonefritis); o bien, vía hematógena o directa dada por procedimientos invasivos en el tracto urinario.2
La importancia de abordar oportunamente las infecciones de vías urinarias radica en que en el 30% de las malformaciones del riñón y tracto urinario pueden ser provocadas por IVU, que son el primer signo de alarma.3 Éstas son la causa de infección bacteriana más frecuente en niños y la causa más frecuente de fiebre sin foco en menores de 3 años. Más del 30% de los lactantes y niños pueden presentar infecciones recurrentes durante los primeros 6-12 meses después de la primera IVU.4
Por lo anterior, el pediatra debe realizar un diagnóstico y tratamiento oportunos para evitar complicaciones como urosepsis, urolitiasis, absceso renal, cicatrices renales y, a largo plazo, con riesgo elevado de hipertensión y falla renal terminal; sin embargo, el incremento de las resistencias a los antibióticos puede retrasar el inicio de la terapia adecuada.3,5 La mayoría de las infecciones son causadas por Escherichia coli (80-90%).
EPIDEMIOLOGÍA
La prevalencia de IVUs está influenciada por dos variables: edad y sexo. En el primer año de vida es más frecuente en niños (3.7%) que en niñas (2%). Se incrementa más en lactante con fiebre, menor de 2 meses de edad, con una incidencia de 5% en niñas y 20.3% en niños no circuncidados. La incidencia se invierte en la etapa prepuberal con un 3% en niñas y 1% en niños.3,4
ETIOLOGÍA
Aproximadamente, el 95% de las IVUs son causadas por enterobacterias. El principal patógeno en la infancia es E. coli, 90% en niñas y 80% niños, principalmente en el primer episo
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