INTRODUCCIÓN
La aspiración de un cuerpo extraño es una entidad clínica que, por sus consecuencias, todo el personal de salud que tiene contacto con pacientes pediátricos debe reconocer oportunamente porque el diagnóstico correcto y la referencia oportuna con el especialista evitará las complicaciones potencialmente fatales.
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
La aspiración de un cuerpo extraño tiene sus primeros registros en el primer decenio del año 1600; sin embargo, no fue sino hasta finales del siglo XIX cuando se reportó por primera vez la extracción de un cuerpo extraño alojado en la vía aérea. Fue Gustav Killian quien de manera exitosa logró la extracción de un hueso de cerdo alojado en el bronquio principal derecho de un adulto.1,2
A principios del decenio de 1900, en Filadelfia, Estados Unidos, Chevalier Jackson desarrolló el primer broncoscopio rígido, con lo que se revolucionó el diagnóstico y tratamiento de los cuerpos extraños alojados en la vía aérea.1,2 Este sistema, con más de 100 años de antigüedad, es la base del tratamiento que hasta el día de hoy se sigue usando.
EPIDEMIOLOGÍA
Se estima que sólo en Estados Unidos los servicios de Urgencias son visitados, aproximadamente, 17,000 veces al año por niños que aspiraron un cuerpo extraño.3 Las muertes por asfixia secundaria a la aspiración de un cuerpo extraño se reportan entre 100 y 200 por año (7% de muertes por accidentes en casa en menores de 3 años).4,5
En México se carece de estadísticas precisas al respecto; sin embargo, en tres series reportadas en nuestra población, una en el Instituto Nacional de Pediatría, en el Hospital Infantil de México y otra en el Centro Médico Nacional Siglo XXI, se estima una incidencia de 16, 22.5 y 6.6 casos al año, respectivamente.1,2,6
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