¿Que es más noble para el espíritu?
¿Sufrir los golpes y dardos de la insultante
fortuna, o levantar las armas contra un piélago
de calamidades y haciéndoles frente acabar con ellas?
Hamlet, William Shakespeare
La decisión, de diversos países, de no efectuar autopsias a los pacientes fallecidos por COVID-19 es probable que sea la estocada final a la patología postmortem en pediatría. Desde antes de la emergencia, la cantidad de autopsias en los hospitales académicos iba a la baja en muchos lugares.
A la fecha, solo existen dos reportes de autopsias pediátricas en el último año en Pub Med:1,2 uno de ellos tiene un resumen en inglés y el artículo completo en chino.1 Es un artículo escrito por patólogos forenses en el que refieren el hallazgo de displasia tímica en 21% de sus 61 pacientes. Por supuesto, también hacen hincapié en los hallazgos histopatológicos en pulmones, en los que resalta la mención de “formación de inclusiones virales”. Para este hallazgo uno se queda reflexionando si se refieren a células gigantes multinucleadas con efecto citopático viral descrito en otras fuentes. Para el hallazgo de la displasia tímica, la reflexión es si esos pacientes tuvieron inmunodeficiencia primaria. Es probable que hayan sido autopsias completas, aunque poco puede asegurarse solo con el resumen.
El otro reporte mencionado corresponde a una autopsia completa en un paciente de 17 años, muerte al arribo, con SARS-CoV-2 demostrado por PCR en secreción nasofaríngea tomada postmortem, que tenía miocarditis eosinofílica fatal.2 Participan en la publicación patólogos pediatras, forenses y pediatras clínicos de Nueva Orléans.
Dado que el fallecimiento fue fulminante, los autores reflexionan acerca de la causa-efecto de SARS-CoV 2 en este paciente, en el entendido que hay ya varios casos descritos en población de mayor edad.3
El conocimiento es exiguo. Las nuevas herramientas para la autopsia molecular han entrado en juego en los centros donde se cuenta con ello.4 En el estudio de pulmones (solo pulmones en número de 7) de pacientes COVID-19, el estudio molecular fue relativo a los genes relacionados con la angiogénesis comparados con pulmones de pacientes que fallecieron por influenza (AH1N1) y un grupo control. Se regularon diferencialmente 69 genes relacionados con la angiogénesis, solo en el grupo COVID-19, comparados con solo 26 genes diferencialmente regulados solo en el grupo de influenza. 45 genes tuvieron cambios compartidos en expresión.
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