Estimado Dr. Felipe Aguilar
Editor de Acta Pediátrica de México
He leído con mucho interés el artículo: Maltrato infantil, alteraciones en el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal: Impacto en crecimiento y plasticidad neuronal. De los Dres. Irving Jesús Reyes Barragán, Ailín López Jasso, Ángel Munguía Flores publicado en el número 5 del 2025 de la revista que Ud. maneja.
Considerando lo importante del tema y que los autores de este trabajo únicamente realizaron una investigación bibliográfica del año 2018-2023 me parece muy importante para los autores del artículo y para los lectores de Acta Pediátrica de México, hacer unos breves comentarios y reflexiones clínico-sociales y jurídicos del tema y lo que se ha trabajado y publicado en nuestro país, sobre la neurobiología del fenómeno.
Hablando del Maltrato Infantil (MI)
En el Instituto Nacional de Pediatría (INP) el tema ha sido ampliamente trabajado por los profesionales que han laborado en Clínica de Atención Integral al Niño Maltratado-UNAM (CAINM-INP-UNAM) y en el Centro de Estudios Avanzados sobre Maltrato Infantil-Prevención (CEAMI-P) durante 3- 4 décadas, a partir de los años 1990 hasta el año 2025.1,2
De acuerdo a lo anterior, se han hecho cerca de 100 publicaciones en revistas indizadas y 6 libros, y con ello expresar la mayoría de los aspectos clínicos-sociales y legales del tema casi siempre tomando en cuenta la Clasificación Internacional de la Enfermedades CIE-10 y 11 para diferenciar “violencia contra los niños o niñas” y el MI, situaciones que aunque pueden tener consecuencias similares, la etiología de ambos fenómenos es diferente y por ende, la prevención de los mismos también es diferente.3,4
En el trabajo de los Drs. Reyes Barragán y cols, se señalan dos definiciones internacionales del problema; sin embargo, me parece pertinente señalar que el grupo de CAINM-INP-UNAM ha desarrollado una definición constituida por 9 elementos básicos del tema, lo que permite a los profesionales interesados en el tema tener una mayor compresión del mismo.5
Por lo complejo de este problema médico-social-legal y la inexistencia de una red nacional de registro de estos casos, es muy difícil precisar en nuestro país, su frecuencia real y por ende creíble, de los casos específicos de MI. La cifra registrada en el trabajo de 27,526 niños atendidos probablemente incluye todos los casos de violencia contra este grupo etario.
Con respecto a los estudios sobre los mecanismos neuroendócrinos que se desencadenan en las víctimas en cualquiera de las cuatro modalidades del MI y considerando que los autores del trabajo únicamente realizaron una investigación bibliográfica de 5 años partir del año 2018 no consideraron los trabajos que sobre el tema se han realizado en México.
Desde que Powell y cols pulicaron en la N Engl J Med, en 1967, las consecuencias hipofisiarias y clínicas de algunas modalidades del MI, otros investigadores nacionales han publicados diversos aspectos del comportamiento el eje Hipotálamo-Hipófisis-Adrenal en las víctimas de MI. 6,7,8,9 Estoy firmemente convencido de que en estos momentos del siglo XXI se debe trabajar en diversas estrategias para la prevención del MI.
Una propuesta de CEAMI-P-INP es estudiar, mediante un modelo animal, la posibilidad de modificar la expresión de los 3 genes que participan o generan violencia, sin modificar su estructura.
Estos genes son:
La MAO A (gen que codifica la producción de monoaminooxidasa A) 10,11
El NR3C1 (gen que codifica el receptor de glucocorticoides)12,13
El SCL6A4 (gen que codifica el transportador de serotonina)14.,5
Se trata de precisar si estos genes están acetilados o desacetilados (prendidos o apagados) en el agresor y, posteriormente, para prevenir la replicación transgeneracional del problema, se requiere estudiar la posibilidad de modificar dicha expresión genética. Para lo anterior, es necesario vencer numerosos problemas de investigación, académicos y económicos, principalmente así como practicar investigación traslacional entre los investigadores nacionales en unión con los de otros países.
Por lo tanto, si los autores del trabajo analizado lo consideran pertinente, pueden unirse al grupo de CEAMI-P del Instituto Nacional de Pediatría y con este esfuerzo conjunto, tratar de evitar la replicación transgeneracional del problema.
Dr. Arturo Loredo Abdalá
Decano Fundador del Instituto Nacional de Pediatría
REFERENCIAS
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