Como consecuencia del lamentable evento acaecido a mediados del mes de enero de 2017 en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, y el cual ha desencadenado una serie de opiniones gubernamentales, en los medios de comunicación electrónica y escrita, así como en algunos grupos de la sociedad civil de México, primordialmente surge la siguiente pregunta: ¿es que ante estos eventos, los mexicanos y, específicamente, los pediatras debemos reaccionar?
En general, todos los comentarios se refieren al hecho en sí; es decir, a las consecuencias de la agresión que sufrió una maestra y tres compañeros de clase, la cual fue realizada por un alumno y condiscípulo, con un arma de fuego.
Pocas personas que han opinado, mencionaron que probablemente el móvil de este joven haya sido la expresión final de un cuadro de maltrato entre pares o acoso escolar (bullying) y en el cual, probablemente, se encuentra insertado una modalidad más o menos novedosa y que se conoce como cyber-bullying. Eventualmente, alguien señaló la importancia de prevenir esta problemática; sin embargo, lo que habitualmente predomina son la consecuencias a veces tan lamentables.
Desde hace casi dos décadas en la Clínica de Atención Integral al Niño Maltratado del instituto Nacional de Pediatría (CAINM-INP) y posteriormente en la Coordinación Estudios Avanzados sobre Maltrato Infantil del mismo Instituto (CEAMI-P-INP) hemos hecho diversas referencias del problema: primero como un señalamiento del mismo al reiterar las diversas expresiones que puede tener esta patología en sus dos modalidades, la edad de los actores (agresor, agredido y compañeros observadores), las formas como ocurre en función a la edad de los menores, así como las consecuencias finales, entre las que destaca la agresión de un joven a sus compañeros, habitualmente, con arma de fuego, o bien, el suicidio del mismo.
¿Tienen que suceder eventos tan lamentables en nuestro país, como el ocurrido en Tamaulipas hace unos años, y en donde un escolar falleció como consecuencia de la agresión física de que fue víctima? En este caso, la respuesta del Gobierno Federal fue la creación de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) y ahora, lo de Monterrey, NL.
En CEAMI-P-INP hemos trabajado y presentado el libro: “Maltrato Infantil: gravedad y prevención”, que cuenta con dos capítulos sobre el tema: “Maltrato entre pares o acoso escolar (bullying)” donde se presentan los aspectos clínico-sociales y legales del problema y otro: «Propuesta de un programa para la prevención del acoso escolar o maltrato entre pares”. Este programa tiene como característica fundamental la inclusión de alumnos, padres de familia, profesores y autoridades escolares en un accionar transversal en lugar del tradicional programa vertical y en el que la indicación parte de la autoridad escolar (Dirección) hacia profesores, padres de familia y alumnos.
En cambio, estamos proponiendo este accionar transversal y en donde la llamada de atención o el señalamiento del problema parte de los alumnos hacia los padres; del menor y sus padres al profesor y de todos ellos, a la autoridad administrativa.
Para leer la información completa, por favor descargue el archivo PDF.