El pulgar en gatillo es una enfermedad idiopática, en la que el tendón flexor largo del pulgar se encuentra engrosado. 1,2,3,4 Recibe su nombre debido a la alteración funcional de la articulación interfalángica del pulgar, que característicamente aparece con bloqueo en flexión.
La flexión del pulgar depende del correcto deslizamiento del flexor largo del pulgar a través de un sistema de poleas (A1, polea oblicua y A2); en esta alteración el tendón se encuentra engrosado proximal a la polea A1, generando una discrepancia de tamaño, que impide el deslizamiento del tendón a través de la polea;5 de forma característica, el engrosamiento del tendón forma el llamado nódulo de Notta. 6,7,3 Figura 1
De manera global, afecta a 3 de cada 1000 recién nacidos vivos,5,8,2 es más común en la población hispana;5 hasta la fecha no existen datos concretos de incidencia en México. Se ha demostrado que es una alteración del desarrollo,9,2,1 porque al nacimiento el tendón es de tamaño normal, pero en los primeros 3 años de vida se va engrosando. 10,11,9 En 25 a 30% de los casos ocurre afectación bilateral,2 aunque no suele manifestarse al mismo tiempo. 5 Existen reportes de familias que muestran un patrón de herencia dominante con penetrancia variable,7 pero no existe predisposición por género; a diferencia del resto de los dedos, el pulgar en gatillo no se relaciona con alteraciones sistémicas. 1,12
La manifestación clínica más común aparece en niños de 2 años,1 con episodios de “engatillamiento” o bloqueo, que siempre son asintomáticos y en los que existe limitación para la extensión, que progresa hasta generar bloqueo fijo del pulgar en flexión, en la articulación interfalángica, algunas veces acompañada de molestias o dolor al tratar de realizar la extensión asistida del pulgar. 1 De manera característica puede palparse el engrosamiento del tendón, formando el nódulo de Notta12,13,14 en la región volar de la articulación metacarpofalángica.
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