ISSN-01862 391

e-ISSN-2395-8235

Indizada en: CONACyT, DOAJ, EBSCO (MedicLatina), Latindex, Redalyc, SciELO, Scopus y Emerging Sources Citation Index.
Órgano Oficial del Instituto Nacional de Pediatría

Información exclusiva para profesionales de la salud

Periodicidad: bimestral
Editor: Felipe Aguilar Ituarte
Abreviatura: Acta Pediatr Méx
ISSN: 0186-2391
e-ISSN: 2395-8235

Dr. Francisco Beltrán-Brown

Dr. Francisco Beltrán-Brown

Acta Pediatr Mex 2012;33(5):269-270

Dr. José Luis Castañeda-Narváez
Dr. Jorge Espino-Vela
Dr. Silvestre Frenk
Dr. Arturo Loredo-Abdalá
Dr. Miguel Ángel Rodríguez-Weber
Dr. Miguel A. Vargas-Gómez
Dr. Fernando Villegas A.

A nombre de los médicos del Instituto Nacional de Pediatría.

El 30 de agosto del año en curso falleció el Dr. Francisco Beltrán-Brown a la edad de 90 años. Onerosa factura la que nos cobra la Madre Naturaleza, dejando vivir para ver partir, uno a uno, al amigo de siempre. Hoy lloramos la pérdida de Paco Beltrán, respecto a quien quedan empatados nuestros sentimientos de hondo afecto, admiración y respeto.

Su “generación” de estudiante de Medicina, empleado el término a nuestra usanza, como definitorio del año de ingreso a la entonces Escuela Nacional de Medicina de la Universidad Nacional, se caracterizaría por el desusadamente elevado número que de sus miembros destacaría por su excelencia profesional y por su notoria capacidad de liderazgo.

Fue Director de nuestro Instituto de 1977 a 1980. Durante su gestión incorporó a varios médicos pediatras procedentes del Hospital Infantil, quienes ahora son distinguidos miembros de su plantilla profesional. Asimismo, propuso que el Instituto debería contar con un órgano oficial de divulgación. Fue así como se creó la revista Acta Pediátrica de México a partir de 1980. Más tarde fue nombrado Subsecretario de Salud, como colaborador del Dr. Mario Calles, quien era titular de esa Secretaría.

Poco antes de dejar el Instituto, el Dr. Beltrán tuvo una entrevista con el entonces Presidente de México, el Lic. José López Portillo, a quien le comentó que nuestro nosocomio, entonces Hospital del Niño, que en esos años era una parte del “Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, conocido familiarmente como “DIF”, por sus cualidades como hospital, por su excelente personal médico y por sus recursos, reunía las condiciones idóneas para ser un Instituto. Esta designación le sería otorgada oficialmente años más tarde, y se debió en gran medida a la visión del Dr. Beltrán, hecho que culminó por situar a nuestra institución a la vanguardia de la pediatría en México.

Durante su desempeño como Subsecretario de Salud el Dr. Beltrán tuvo el acierto de fundar el “Centro Nacional de Transfusión Sanguínea”. Con esto se reglamentó este aspecto de la medicina; las transfusiones empezaron a realizarse en forma científica y profesional; se dio fin al comercio indiscriminado y nocivo de la sangre humana que se hacía en aquellas épocas.

Durante su larga vida, el Dr. Beltrán se desempeñó como uno de los más brillantes cirujanos pediatras de México. Se le considera con justicia, Maestro de muchas generaciones y uno de los fundadores de la escuela de cirugía pediátrica de México; dejó plasmada su experiencia en un texto de Cirugía Pediátrica. La pediatría y la cirugía fueron los motivos directorios del joven Beltrán. De la solidez de sus aspiraciones fueron testimonio las calificaciones que obtuvo durante sus largos años de adiestramiento en el Hospital Infantil de México. Además de sus capacidades como clínico y sus destrezas como cirujano, desde sus primeros años como cirujano pediatra, reveló Beltrán un claro afán creativo, para encontrar solución a entidades que aún no la tenían. Así, su ingeniosa y en algunos casos definitiva técnica para el manejo quirúrgico de la atresia congénita de vías biliares o en el otro extremo de la escala de gravedad, de su novedosa concepción y tratamiento médico-quirúrgico de la criptorquidia. Todo ello al amparo de una capacidad didáctica fuera de lo común, aptitud de mando, sensibilidad y sensatez; también de casi siempre amistoso talante y de sólidas habilidades artísticas; sin duda, uno de los grandes hombres de la Pediatría Nacional.

Fue una persona noble y bondadosa; un ser humano excepcional, profundamente respetuoso de sus semejantes, de los cientos de niños que trató a lo largo de su prolífica vida. Gracias a personas como el Dr. Beltrán, uno piensa que vale la pena tener fe en la calidad del género humano. Descanse en paz.

Deja una respuesta