El dengue es la enfermedad transmitida por vector de más rápida propagación en el mundo. Según una estimación reciente, se producen 390 millones de infecciones por dengue cada año (IC95%: 284-528 millones), de las que 96 millones (67 a 136 millones) se manifiestan clínicamente (cualquiera que sea la gravedad de la enfermedad).1 Otro estudio de prevalencia del dengue estima que 3900 millones de personas de 128 países, cerca de la mitad de la población mundial, habita en zonas endémicas y están en riesgo de infección por este virus.2 En los últimos 50 años, la incidencia del dengue se ha incrementado 30 veces, con las tasas más altas en la población infantil.3
En general, la expansión geográfica del virus se ha limitado por la sensibilidad a la temperatura de su principal vector: Aedes aegypti. Sin embargo, el segundo vector más importante, Aedes albopictus, tiene una tolerancia a la temperatura más alta, es el responsable de la trasmisión viral en casos de dengue autóctonos en Europa. La globalización y los cambios climáticos pueden contribuir al aumento en la cantidad de casos en países no tropicales en los siguientes años.3
Según la Organización Mundial de la Salud alrededor de 500,000 personas padecen dengue grave cada año, la mayoría son niños que requieren hospitalización y aproximadamente 2.5% fallecen. En México, cerca de 50% de la población vive en zonas endémicas para dengue y la enfermedad prevalece en 28 de los 32 estados de la República Mexicana.3
Se considera que en México el dengue es la enfermedad viral trasmitida por vector de mayor importancia, hay diversos factores que la favorecen: circulación viral cíclica de los cuatro serotipos, altas densidades vectoriales, fenómenos asociados con el cambio climático, deficientes servicios públicos con escasez en la dotación de agua, mala disposición de la basura, falta de percepción de riesgos y escasa participación comunitaria en las actividades de prevención, entre otros. En nuestro país, el grupo de edad más afectado por la fiebre del dengue y por la fiebre hemorrágica es el de 15 a 19 años.
Los 4 serotipos son: DEN -1, DEN-2, DEN-3 y DEN-4, para cada uno de estos existen algunas variantes genotípicas. Los diferentes serotipos circulan de forma variable en las distintas regiones y países durante un mismo período. Cuando una persona es infectada por un serotipo y se recupera de la infección, adquiere inmunidad de por vida contra ese serotipo, también de forma temporal adquiere inmunidad cruzada contra los otros tres serotipos. Las infecciones posteriores causadas por otros serotipos aumentan el riesgo de padecer dengue grave.
Los mecanismos patogénicos subyacentes al fenotipo variable de la enfermedad son solo parcialmente entendidos. La infección primaria da como resultado inmunidad serotipo-específica para toda la vida. La protección cruzada para otros serotipos es incompleta y se limita a pocos meses después de la infección. Además, la formación de reacción cruzada con anticuerpos no neutralizantes en la segunda infección con un serotipo diferente puede desencadenar una respuesta inflamatoria sistémica perjudicial.4
Aún no se conocen todos los determinantes que llevan a la enfermedad grave, pero se han reconocido algunos factores de riesgo de dengue grave: edad menor de 15 años, embarazo, comorbilidades (diabetes mellitus, hipertensión arterial, asma, enfermedad hepática previa), entre otros.
La reducción o prevención de la trasmisión del virus del dengue depende de la vigilancia epidemiológica y del control de los mosquitos vectores o la interrupción del contacto humano-vector. El control de Aedes aegypti se consigue, sobre todo, con el cuidado ambiental, que busca cambiar el entorno a fin de prevenir o minimizar la propagación de los vectores y el contacto humano con el patógeno del vector, destruyendo, alterando, eliminando o reciclando los recipientes no esenciales que sirven de hábitats larvarios; retirando los recipientes que son hábitats propicios para la oviposición y que habilitan el desarrollo de las etapas acuáticas.
La población debe recibir información acerca del cuidado ambiental para el control de vectores, las actividades deben impulsarse y promoverse para que formen parte del cuidado diario.
Puesto que el dengue es un importante problema de salud pública global y el ser humano el principal huésped amplificador del virus, se requieren pautas adicionales a las principales medidas de prevención y control, vigilancia epidemiológica y control de vectores.
Debido a que no existe tratamiento específico para el dengue, la vacunación se suma a las medidas de prevención de la transmisión del virus del dengue.
A finales de 2015 obtuvo su registro en México la vacuna tetravalente de virus atenuados contra el dengue (CYD-TDV o Dengavaxia®) para personas de 9 a 45 años residentes en zonas endémicas.5
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